Este juego está orientado a escolares de primaria, niños de 7 a 10 años.
Sus objetivos son:
Dar a conocer las posibilidades de desarrollo sostenible en el mundo rural.
Fomentar en la familia el consumo de alimentos ecológicos y de proximidad.
Concienciar a la familia de que el consumo local tiene como consecuencia el fortalecimiento del tejido social de cada zona.
A través de este juego, los alumnos/as comprenderán que la agricultura tradicional y ecológica respeta el medio y sus ciclos naturales propiciando un equilibrio estable; mantiene y aumenta la biodiversidad y potencia un uso responsable de la energía y de los recursos naturales.
Ingeniería Sin Fronteras cree que hacer protagonistas y defender la autonomía de los pequeños agricultores es una estrategia clave en la lucha por el desarrollo de los países del sur, y en concreto para la consecución del primer Objetivo del Milenio de las Naciones Unidas: Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
Una de las mayores deficiencias del sistema agroalimentario global es que, al tratar a los alimentos como mercancías internacionales, no se cubren las necesidades alimenticias del conjunto de los habitantes del planeta.
Este sistema afecta también a los pequeños agricultores de nuestros pueblos, que gradualmente van abandonando sus técnicas tradicionales de cultivo para poder competir en el mercado actual. En muchos casos, les resulta imposible afrontar el cambio y se ven obligados a dejar de producir y abandonar sus tierras; en otros casos, se observa cómo la expansión de la ciudad reduce o termina con su pequeña producción.