Muchas de las mejores naranjas de España van a otros países europeos, recorriendo más de 1.000 km y por lo tanto contaminando mucho en su desplazamiento. Además, muchas se estropean debido al tiempo de transporte. Lo más extraño es que aunque tenemos naranjas de sobra y las vendemos fuera, a su vez compramos a otros países... ¿No crees que es ilógico?